La exposición de L’Estaquirot Teatre nos invita a realizar un viaje por sus 50 años de títeres: un recorrido para degustar algunas de sus hazañas, sus momentos, sus aventuras y atrevimientos. Una vida de titiritero sólo podemos definirla, en efecto, como una aventura, siempre impulsada por los vientos románticos de la época que te han tocado en suerte.
En los años 70, cuando ellos empezaron, los vientos que soplaban eran los de la Democracia y las nuevas ideas de una cultura abierta, libre y comprometida, con ganas de cambiar el mundo. Las herramientas de este atrevimiento fueron el teatro, los títeres, un taller, una furgoneta, un grupo de amigos y una estrecha identificación con la cultura local catalana. He aquí la columna vertebral que ha configurado su cometido.
Entrar en esta exposición es revivir este tiempo dilatado de L’Estaquirot, viajar por sus escenarios, saborear las esencias rituales de los espectáculos, disfrutar de la nobleza del oficio y de las artes figurativas de los títeres
Es entrar en el apasionante viaje de estos tres aventureros, Núria Benedicto, Olga Jiménez y Bertu Albà, más la visión juguetona e irónica de quien se lo mira desde dentro y desde afuera, la de Alfred Casas.
Un cuarteto lleno de ideas inagotables. Trabajadores del espectáculo, como a ellos les gusta definirse. En realidad, artistas de lo concreto y del entusiasmo, de la aventura creadora plenamente vivida y realista.
Volar y tener los pies en el suelo: esta paradoja define su quehacer. Un manual de sensata locura, una travesía que encarna el ‘dicho y hecho’: L’Estaquirot Teatre.