A Joan Baixas le gusta que el espectador sea un visitante activo en esta exposición que él ve como “teatro inmóvil y silencioso. No es que sea una muestra de esculturas, sigue siendo un trabajo teatral, pero no está basada en el movimiento y la palabra, sino en la presencia de esos objetos y en la sugerencia de que el visitante cree sus propias historias”.
Tiene Baixas muy claro cómo le gustaría que el público se mueva entre estas piezas de arte: “Que se apunte al juego. Es una propuesta que hace pensar, imaginar, es una interpelación para hacer teatro juntos".
Cuando trabajaba en esta piezas me propuse llevarlo hasta el punto de ver si puedo hacer teatro sin que se muevan”. Otro de los atractivos de ‘La nave de los locos’ es una pequeña colección de pinturas, teniendo en cuenta sobre todo que Baixas ha expuesto muy poco su obra pictórica. “Siempre digo que artísticamente estoy entre la pintura y el teatro, pero mi desarrollo profesional ha sido en el teatro y la pintura es un complemento, un acompañamiento, una zona de meditación y de introspección”.